Mutaciones duraderas para la educación superior. Los pizarrones virtuales y su rol en la colaboración remota durante la pandemia

Diseño y co-creación 

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La disciplina del diseño ha evolucionado de manera conjunta con las nuevas tecnologías, Chris Jones [1], describe su transformación a partir de los procesos artesanales tradicionales que favorecen a las técnicas como el dibujo y el boceto, ambas se enfocan en los procesos de producción, hacia el uso de nuevos métodos como el prototipado rápido que se abre a las posibilidades proyectivas de los objetos, y centran su mayor preocupación en “cómo hacerlos tangibles y posibles”. Este nuevo alcance del diseño enfrenta el reto de lidiar con la complejidad contemporánea. Se puede decir que la evolución de la propia disciplina ha sido cada vez más compleja y requiere de habilidades para trabajar de manera colaborativa en ambientes de aprendizaje que van más allá del aula e involucran el trabajo con otras disciplinas para la solución de problemas.

Hoy en día los educadores en diseño se preguntan: ¿cómo educar al diseñador del futuro?; ¿Cómo educar para un mundo en constante cambio e incertidumbre, incluyendo el adiestramiento en nuevas tecnologías, y la capacidad de enfrentar nuevas problemáticas? La respuesta a estas preguntas llama a un cuestionamiento crítico y constante por parte del estudiante, sobre el significado del propio oficio de “hacer” y la relevancia de traer un producto con cierto compromiso hacia la sociedad.

No cabe duda, el rol del diseñador contemporáneo está cambiando y como plantea Patrick W. Meehan, [2] los practicantes de esta profesión se enfrentan a desarrollar múltiples roles, que dependen del alcance y el tipo de proyecto que estén llevando a cabo, esta variedad de roles se presenta en una gama que va desde un especialista-productor a un facilitador de la creatividad colectiva. En ese sentido, el rol que nos interesa abordar con este trabajo es del diseñador como facilitador de la actividad colectiva, particularmente en el contexto de la educación, ya que demanda que el estudiante aprenda a trabajar en equipo con sus pares, y establecer un andamiaje que favorezca la colaboración a futuro con diversos actores involucrados en un problema.

Debido a lo anterior, es importante reflexionar sobre la experiencia vivida durante la pandemia por COVID-19 y cómo esta situación de confinamiento forzó a los estudiantes y profesores de los sistemas educativos en general, a utilizar herramientas de comunicación remota, destacando particularmente los ambientes de pizarrones virtuales y preguntándonos de manera particular ¿cómo es que este tipo de tecnología, descrita como una herramienta rápida, fácil de utilizar, propicia la cooperación a distancia [3] y apoya en la didáctica? Así mismo nos gustaría saber ¿cuál es el papel que juegan los recursos del lenguaje visual y los diagramas que a manera de plantillas preestablecidas se ofrecen dentro de estos ambientes?